Mink’a es el ir acompañando niñas y niños desde el respeto, el ritmo y el amor. Esa es la respuesta corta, pero para ahondar en esto, comparto aquí el trabajo diario que en términos prácticos es la rutina de un día:
incluye rondas (desarrollo de lenguaje, ritmo, movimiento, internalización de la regla entre otras)
juego libre con mirada presente.
labor de casa que promueve la independencia (preparar el lunch, acomodar mesa, etc)
actividad manual (pintar, plastilina, etc)
lunch
cuento
Esto sucede incluyendo las actividades de cuidado necesarias para la edad, pero SIEMPRE en aprendizaje del respeto al cuerpo y la persona.
El proceso que se da día a día prioriza el juego libre con la mínima intervención, sabiendo que todo lo que un niño y niña necesita del mundo en el primer septenio es por medio del hacer (desde la pedagogía Waldorf) de la convivencia, de la imaginación, del contacto con sus primeras interacciones sociales de donde se obtendrá lo que se necesita en esta etapa; así mismo, la neuropsicología nos enseña que el cerebro inmaduro de un niño y una niña antes de los siete años, se rige por el cerebro límbico, el cual necesita ser guiado y es, de forma paralela a lo que la pedagogía Waldorf enseña y la neuropsicología reafirma que es el cuerpo, las sensaciones lo que hará que la persona de esta temprana edad madure; por lo que se cuida el acompañamiento a las sensaciones, a la rutina, y los buenos tratos, de forma contraria a como se busca en la sociedad actual; ambas teorías invitan a ir a un tiempo calmado y con mucho cuidado a no sobre intelectualizar antes del tiempo.
Todo lo que los niños y las niñas necesitan aprender, lo hacen en este lugar que intenta ser “una casa fuera de casa que acompañe en rutinas caseras, vínculos profundos, arte y juego libre, con un especial cuidado en las acciones propias como dignas de ser imitables.
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